Todos en algún momento hemos pasado por situaciones que nos hacen pensar si realmente Dios se acuerda de nosotros, en los que tenemos que cumplir con responsabilidades dentro de la casa de Dios y fuera de ella aún con el corazón roto por lo que estamos pasando.
Conozco personas que han tenido que predicar acerca de la sanidad teniendo a un familiar en un hospital batallando con el cáncer (que a veces no son sanados y fallecen), conozco personas que han estado tristes por algún desencuentro con su esposo y aún así han tenido que que estar de pie a la entrada de la iglesia, recibir con amor y una gran sonrisa en el rostro a todo el que llega, también conozco gente que ha tenido que dirigir la adoración o los coros de la iglesia, como se le llama en algunos lados, después de haber recibido la noticia de, que en un evento desafortunado, un auto que iba a alta velocidad chocó su carro y lo dejó en muy mal estado junto con otros autos que se encontraban estacionados frente a la iglesia, gracias a Dios sin pérdidas humanas pero sí económicas y dejando un profundo malestar emocional, y aún en todas estas situaciones puedo dar fe que allí estaba Dios.
Dios mismo sabe acerca de dolor y tristeza, muchas veces en la palabra podemos encontrar manifestaciones de ello: "Jesús lloró... Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro"
(Juan 11:35, 38 RVR1960) y en Hebreos 4:15 dice "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado." Es decir, Jesús, quien como Sumo Sacerdote entregó como ofrenda del cordero de la Pascua su propia vida, inocente, perfecta y sin mancha, lo sufrió todo y puede entender tu situación, Él se compadece de nosotros como un padre lo hace con sus hijos (salmos 103:13) y de acuerdo con el libro de Lamentaciones en el capítulo 3:32-33 "Antes si aflige (el Señor) se compadece según la multitud de sus misericordias; Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres" sabemos que Dios en ninguna forma desea nuestro mal, Él tiene planes de bien y no de mal para nosotros (Jeremías 29:11)
Okey, aquí todo parece ir bien pero ¿ Que pasa si en medio de esa situación difícil Dios te pide que hagas algo por él? puede parecer qué sería egoísta de su parte, sin embargo Ezequiel nos da un claro ejemplo de una situación en la que él pudo haber declinado de su fe, Dios le dice que le quitará el deleite de sus ojos, en la mañana él le habla la profecía el pueblo, en la tarde fallece su esposa y a la mañana siguiente vuelve a dirigirse al pueblo para darles profecía de Dios, el mismo Dios que le dijo que no hiciera luto ni llorara como una muestra al pueblo que lo que iban a vivir, él pudo molestarse con Dios por haberle quitado su esposa, sin embargo se mantuvo firme e hizo lo que Dios le mandaba porque entendió que había un propósito más grande detrás de ese dolor que estaba sintiendo. (Ezequiel 24:18)
Ciertamente somos seres humanos y padecemos, lloramos por nuestros familiares y amigos que fallecen, a veces sentimos ira, enojo, desánimo... pero es importante entender que Dios usa todo para el bien de los que le aman (Romanos 8:28) y los que le aman son aquellos que cumplen sus mandamientos (Juan 14:21) así que busquemos aliento y el gozo en Dios (salmos 40:16) sigamos adelante la carrera de la fe (hebreos 12:1) sabiendo que somos bienaventurados (Mateo 5) porque seremos consolados y un día veremos a Dios.
Comentarios
Publicar un comentario