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¿Alguna vez te has sentido culpable? ¿Desesperanzado, como si todos los errores que has cometido en tu vida no tuviesen algún tipo de perdón y justificación? Creo que muchos, como quien escribe estas líneas, se ha sentido de esta manera.
Sin embargo, también puedes decir “Oh, pero yo he sido bueno durante mi vida, y no he cometido pecado”, pues bien querido lector, déjame explicar que el estándar que Dios espera de nosotros es altísimo “48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (Mateo 5:48) La ley, de cierta manera, es un referente de lo que Dios esperaba de su pueblo,el estándar moral que Dios espera de los seres humanos. Su pueblo, cumplia estas normas religiosamente, cumplía hasta donde las palabras les decían que debían llegar, pero realmente Dios espera una perfección hasta de su propio pensamiento “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” (Mateo 5:48).
El apóstol Pablo había explicado esto en su carta a los Romanos, diciendo que ni los judíos, aún recibiendo la ley, podían ser salvos por sí solos, ni los gentiles, en sus intentos de ser buenos ante Dios podían encontrar justificación a sus pecados: “9 ...En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10 Como está escrito:No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Romanos 3:9-12)
Entonces ¿Qué esperanza tenemos? ¿Cómo podemos encontrar justificación a un sinfín de errores y pecados, sean estos pequeños y grandes? Pues solamente a través del sacrificio de Jesucristo. Solamente por medio de Él podemos lavar y limpiar nuestros pecados, sólo en Él podemos ser liberados de la deuda que tenemos con Dios por nuestros pecados, pero para ello, primero debemos entender nuestra condición delante de Él, somos pecadores que merecíamos la condenación.
Leamos el capítulo 10 de la carta a los Hebreos, que nos explica un poco mejor esto:
10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. 11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho:
16 Este es el pacto que haré con ellos
Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en sus corazones,
Y en sus mentes las escribiré,
17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.
Hebreos 10:10-17 (RVR60)
Estimado lector, ¡Tenemos esperanza! No sé si entiendes la magnitud de esto,pero tenemos esperanza, allí en la cruz del Calvario, todos nuestros pecados fueron perdonados, y nuestros cuerpos, así como nuestra mente y nuestra alma fueron limpiadas, ¡Cristo nos redimió! Cristo se ofreció a sí mismo como un sacrificio único y suficiente, de modo de poder perdonar nuestros pecados una vez y para siempre. Vé a la cruz de Cristo, admirala y reflexiona bajo la sombra de ella, tal vez ya seas un cristiano de muchos años, una persona nueva en el evangelio, o jamás has escuchado acerca de Jesucristo, este mensaje es para ti, sea cual sea tu posición, vé a la cruz de Cristo, y pregúntate ¿Vivirás aún sin estar agradecido por ello? ¿Estarás aún indiferente a este hecho? Dios te bendiga
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