“Yo he sido lo suficientemente bueno”, “Nunca he hecho nada malo, Dios debe estar complacido conmigo”, “Puedo ser bueno sin necesidad de Dios”. Frases como las mencionadas anteriormente he escuchado infinidad de veces, y lo que uno logra observar aquí es un intento de aplacar la culpa por haber cometido errores en nuestras vidas, y que intentamos sopesar con acciones buenas, sin embargo, creo que nos hace falta entender que nuestros errores, nuestros pecados, tienen una consecuencia, y debe ser pagado.
La persona que rehúsa de la existencia de Dios, lo hace en cierto sentido para huir del juicio de Dios, pues para nosotros es más fácil pensar que nuestras acciones, sean éstas buenas o malas, no tendrán ninguna consecuencia, a pensar que seremos juzgados por todas ellas, pero no bajo nuestro estándar, sino bajo el estándar de Dios. John Lennox, doctor en Matemáticas de la Universidad de Oxford y asociado a Matemáticas y Filosofía de la Ciencia en el Green Templeton College, afirma:
“El ateísmo es un cuento de hadas para los que temen a la luz”
Jesús hace una afirmación acerca de esto, en Juan 3:19, sí, tres versículos después del versículo favorito de la mayoría de los cristianos “19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.” Es por ello que el Apóstol Pablo, en su carta a los Romanos, comienza explicando este punto, todo para justificar el poder del evangelio que reside en que es “16…para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:16-17).
Fíjate, que el Apóstol hace referencia de que el evangelio es para salvación de “judío…y también al griego”, permíteme explicarlo mejor, significa que es salvación para aquel que pensaba que ya era salvo porque cumplía la ley a cabalidad, no cometía pecado (según su propio estándar de pureza), era religioso y devoto, y realizaba sus rituales día tras día; y significa también que es salvación para aquel que no conoce nada acerca de Dios, aquel que está perdido e inmerso en sus pecados, que sólo vive para cumplir y satisfacer sus propios deseos, que no encuentra esperanza y perdón de sus propios errores y por huye del juicio de Dios. El evangelio significa esperanza, una salida para el perdido, salvación de la condenación.
Pero ¿por qué esto es necesario? ¿Qué pudimos haber hecho en contra de Dios? El Apóstol Pablo lo sigue explicando en este primer capítulo de la carta a los Romanos. Ten en cuenta que intentaré hacer un resumen de los versículos principales, sin embargo, mi invitación es a que, durante la semana, puedas meditar y reflexionar acerca de este capítulo de la carta a los Romanos:
18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad…
20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
22 Profesando ser sabios, se hicieron necios,
23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible…
24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia…
25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira…
26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas…
28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen…
32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.
Romanos 1:18-26, 28 y 32 (RVR60)
Mi invitación para esta semana es que puedas meditar en esto, y estar agradecido por el regalo inmerecido del evangelio, que puedas comprender el poder que tiene, ya que escuchar esta noticia y creerla fervientemente en tu corazón, entenderla, vivir por ella, y agradecido de ella, puede salvar tu alma, se trata de entender que el hijo de Dios vino a este mundo para salvarlo de la condenación eterna, de lo que merecíamos: la muerte; y además, para liberarnos del poder del pecado y poder vivir para Él.
Está atento a nuestro próximo post del lunes que viene, estudiaremos el segundo capítulo de Romanos ¡Dios te bendiga!
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