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En nuestras vidas hemos pasado por momentos difíciles y circunstancias adversas que muchas veces son causadas por acciones o decisiones que otras personas toman, dando como resultado un daño físico o emocional para nuestra vida.
Mientras escribo esto, no puedo evitar pensar en varios personajes a lo largo de la historia que atravesaron por situaciones adversas y que tuvieron una actitud adecuada, pero en particular hablaré de dos de estos personajes: Jesús y Esteban, ¿Por qué? Porque Jesucristo al final de su vida aquí en la tierra, nos dio el claro ejemplo de qué debíamos hacer cuando los demás procuran nuestro mal “34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.” (Lucas 23:34 RV60). Esteban por otro lado, tuvo una actitud similar al Señor cuando era apedreado por los judíos después del discurso magistral que les había dado en su defensa: “60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.” (Hechos 7:59 RV60).
Hay un versículo en la biblia que en mi opinión se ha tergiversado en cuanto a lo que quiso decir Jesús respecto a este tema:
18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.
Mateo 18:18 (RVR60)
Esta frase aparece dos veces en la biblia, sin embargo, creo que la mejor explicación la encontramos en el contexto de este capítulo. Muchos interpretan este mensaje de manera errada, creen que el Señor está diciendo aquí que podemos atar y desatar aquellas cosas “espirituales”, o bien aquellas cosas que deseamos y están “atadas”, sin embargo, nada está más alejado del verdadero mensaje que Jesús quiso dar allí. Para interpretar un mensaje de manera correcta, debemos primero tomar todo el contexto del capítulo, vamos a repasar el texto y la enseñanza completa de Jesús:
15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. 16 Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. 17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. 18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. 19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. 21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Mateo 18:15-22 (RV60)
¿Sabìas que antes de esta enseñanza está la parábola de la oveja perdida? ¿no te parece interesante? Es un tesoro gigantesco la enseñanza que conseguimos aquí: El atar y desatar del que está hablando Jesús ¡Es el perdón! este permite liberar a las personas de la ofensa que nos han hecho, el perdón nos libera a nosotros mismos del rencor y el odio, nos desata, podemos tener esa deuda como paga. El Señor nos está mandando a ser desatadores aquí en la tierra.
Querido lector ¡Perdona y libera a esa persona, libérate de ese rencor y odio que has tenido guardado!
La segunda vez en la Biblia que el Señor hace esta afirmación es en respuesta a cuando Pedro hace la declaración más importante del nuevo testamento:
16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19 Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
Mateo 16:16-19 (RV60)
Entonces ¿Qué nos intenta enseñar el Señor acerca de la función primordial de la iglesia? ¡Un ministerio de reconciliación! Personas que llevan las buenas nuevas de salvación, aquellos que gritan al mundo que el Salvador vino ¡Y perdonó todos nuestros pecados! Que podamos ser libertadores y reconciliadores, guías para otras personas al único camino de la Salvación: Jesucristo.
Mi apreciado lector, mi invitación para hoy es que puedas disponerte a perdonar, y más allá de que lo hagas como una conducta puntual, puedas ser una persona perdonadora, así como Jesucristo nos perdonó y nos limpió (y nos limpia) de nuestro pecado. Perdona, da por pagada la ofensa que te han hecho ¡Desata en la tierra para que pueda ser desatado en el cielo! Reconcíliate con aquel que te ha hecho daño, y disfruta de la paz que el Señor quiere darte hoy. Dios te bendiga
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